miércoles, 4 de abril de 2012

MANERAS DE MORIR



'No existe nobleza alguna en morir en el barro, arrodillado suplicando clemencia. Morir de pie, en cambio, no sólo es noble sino que también es valiente' solía recitar Hemingway en sus innumerables noches de alcohol y literatura en los cafés de París junto a sus colegas de la Generación Perdida. Anoche, mientras veía el Barça-Milan de cuartos de final de Champions, esa cita se clavó en mi mente de forma irremediable. Como una flecha medieval de alta precisión.
Se presentó el Milan en la ciudad condal con un gran resultado (0-0) y con la sensación de que tarde o temprano su oportunidad de clavarle los colmillos al Barça acabaría llegando.

Cuando uno echa la vista atrás, sonríe recordando a un Milan grande. Capaz de humillar a Real Madrid de la Quinta del Buitre primero y al Dream Team del Barcelona después. Siempre pujando por estar en las finales, luchando hasta el último aliento. Muriendo de pie como diría Hemingway.
Anoche, el mito de ese gran Milan se derrumbó dramáticamente. Bien es cierto que el Barça es un rodillo y que, con Messi en el campo, doblegarle en una eliminatoria se antoja milagroso. Sin embargo, cuando uno de los equipos más laureados de la historia se presenta a una cita de esta magnitud, se le debe exigir mucho más de lo que hizo el equipo de Massimiliano Allegri.

Guardiola, que tiene conocimientos futbolísticos para enterrarnos a todos, hizo otra maniobra de escándalo. En la ida, el Milan propuso un embudo, un sistema defensivo que asfixiaba el juego interior de los catalanes. Ayer Pep lo bordó. Alineó a 3 defensas y ensanchó el campo a más no poder. Cuenca y Alves bien abiertos, con las botas manchadas de cal. Circulación de balón con un objetivo claro: hacer llegar el balón a la banda y obligar a Seedorf y Nocerino a hacer las ayudas a los laterales milanistas. En ocasiones, los centrocampistas italianos no llegaban a tiempo y obligaban a los centrales Mexes y Nesta, que sufren lo indecible cuando salen de su zona, a hacer la cobertura. Batalla ganada para Guardiola.

Sin embargo, este sistema conlleva un riesgo: dejar a la defensa de 3 desamparada en caso de contraataque rápido. Así llego el empate. Ibrahimovic, colosal, giró sobre sí mismo y cedió a Nocerino, que cruzó el balón ante un impotente Valdés. Se acercaba el descanso y el Milan tenía el partido donde quería: sin la necesidad de arriesgar. El penalty de Nesta fue una losa para los transalpinos, que necesitaban ofrecer algo más si querian estar en semifinales.
 En la segunda parte, Guardiola puso 'Seny' y retrasó a Alves. 45 minutos de monólogo azulgrana que hicieron hincar la rodilla al otrora poderoso Milan.

'La veteranía es un grado' dicen. En según que ocasiones, más bien es un lastre. Disponer a 2centrales sin recorrido (Mexes+Nesta) te obliga a defender en tu propia área por miedo a que haya un pase a tu espalda. Aglutinar 8 futbolistas en zona defensiva y estar a merced del rival. Si eres capaz de robar el balón, aún quedan 70 metros hasta el área rival, por lo que la empresa parece difícil. De poco sirve la potencia salvaje de Boateng, la calidad de Ibrahimovic o el talento de Seedorf tan lejos de la portería contraria.
No parece lógico hablar de polémica arbitral cuando la superioridad es tan aplastante. Bien es cierto que, de haber llegado al descanso con 1-1, el escenario habría sido diferente. O no. ¿Quién sabe? Sólo sabemos que el Barça intentó jugar y el Milan no.

Por eso hoy nos hemos despertado con un sabor amargo. Con la sensación de que los 113 años de historia del AC Milan merecían una imagen mejor que la de morir en el barro, arrodillado suplicando clemencia.

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